Tal necesidad tenemos de mover el esqueleto y de estirar un poco la espalda, encorvada por las horas de compu, que caímos en el gimnasio del shopping. Toda nuestra vida corre peligro de circunscribirse al shopping Lalaport.
Cuando lo visitamos, creímos entrar en una especie de paraíso (con su abultada cuota mensual, claro). Y es que no se trata de un simple gimnasio, como se ve más abajo.
Para incribirnos, nos pidieron veintemil documentos y debimos llenar otros tantos formularios. Como siempre, Masaomi y Takashi nos ayudaron. Acá están llenando los papeles por nosotros:
El lugar se llama Carna. He aquí una muestra de sus instalaciones (las fotos son de su página web).
El gimnasio:
Las piletas:
Los vestuarios:
Los saunas seco y húmedo:
Los jacuzzis:
El spa:
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