viernes, 31 de diciembre de 2010

Aniversario

El 26 de diciembre se cumplieron seis años del famoso terremoto y maremoto de Indonesia de 2004. En Tailandia los muertos por el tsunami fueron miles. Ese día se conmemoró lanzando lámparas de papel encendidas.


Un video torcido:

jueves, 30 de diciembre de 2010

Ao Phang Nga

De Railai emprendimos el retorno a Phuket, con una escala en Phang Nga, un pueblo chico, más aburrido y más raro que Krabi. Más raro porque es un pueblo extendido a lo largo de kilómetros siguiendo la ruta, con apenas un centro semidefinido en un determinado lugar.
Desde Phang Nga se está cerca del archipiélago de Ao Phang Nga, un parque nacional marino y la expresión cabal de la locura de los dioses.

Salimos en camioneta de transporte, lo que allá tiene el simpático nombre de "song taew", que significa "dos bancos".  Es un colectivo con una capacidad de pasajeros mucho mayor de la esperada.


Llegamos a un puertecito y de ahí salimos de paseo en bote por las islas más extrañas que hayásemos visto nunca antes.




Y visitamos un pueblo construido sobre el agua, con palafitos. El pueblo se llama Ko Panyi. Fue un pueblo de pescadores de peces y ahora lo es de pescadores de turistas.





miércoles, 29 de diciembre de 2010

Bestias de carga

Pertenecemos al reino animal y somos bestias. Así es que vamos al zoológico. Y así es que se nos ocurrió indispensable hacer una excursión de paseo en elefante.

Claro que sí. Claro que es algo que no podríamos hacer en nuestros hemisferios. La experiencia fue un poco loca, un poco rara, bastante patética. Un poco como estar subido a una sillita sobre el lomo del enorme animal que muy feliz no estaba, sobre todo, seguramente, por el señor sentado en su cabeza.



La verdad es que somos los animales más raros de este zoológico.

Más playa

Nos quedamos prisioneros a gusto en la playa de Ton Sai. Cómodamente alojados en nuestra casita de playa.


Recorrimos las otras playas cercanas, todas lindas y flanqueadas de acantilados.



Comimos al paso en el bote-comedor.


Hasta esta roca loca nadamos y le dimos toda la vuelta, viendo pescaditos y raras cuevas.


También visitamos la "cueva de diamante", con sus formaciones, estalactitas y sedimentos brillantes, muy raros.




Después de la caída del sol, jugamos con fuego:




martes, 28 de diciembre de 2010

Monos

Los habitantes más antiguos del lugar son muy simpáticos y van en grupos saltando entre las ramas de los árboles buscando comida. Helos aquí:






Otros monos sin tanta cara de locos:



Y los otros, los sin cola, los más temibles:

lunes, 27 de diciembre de 2010

Hat Ton Sai, o el paraíso

Desde la playa de Railai, donde nos dejó el bote, nos pusimos a investigar en afán de encontrar la mejor playa para afincarse. Más al norte estaba la playa de Ton Sai. El acceso era por el agua y hacia allí fue una expedición a nado. No hubo dudas de que ése era el lugar para quedarse. Después pudimos saber que existía un camino por entre los acantilados, como para poder llevar las mochilas. Gran decisión la de no traer valijas de rueditas...


Más allá de la caminata, el paraíso o su mejor promesa:


Locuras de geografía y clima:







Y al final del día, la fiesta de despedida del sol:




Bote de cola

No es piano ni vestido, es el bote de cola. El nombre se debe al largo palo protuberante trasero, un palier que transmite a la hélice y permite mover el lugar de propulsión fácilmente en 180 grados. Un mátedo simple para meterle un simple motor de 1114 al bote, con el consecuente quilombo del motor abierto al aire libre. Es el medio de transporte acuático más popular. Sobre todo, para llevar turistas entre las playas de la región. Con un bote de cola fuimos en busca de las playas cercanas a Krabi, en la península de Railai.



Ya divisando la península fuimos descubriendo esa loca geografía, que parece haber sido dejada por los dioses después de jugar al pase inglés con cubos de roca.




Y entre los acantilados de roca, ¡las playas!

domingo, 26 de diciembre de 2010

Krabi

En busca de la playa, nos fuimos hacia el sur de Tailandia, hacia la costa del mar de Andaman (excelente nombre salgariano), en la parte en que el reino se hace un palito en disputa con el mar, el golfo de Tailandia, Malasia y Myanmar. Por ahí está la famosa isla de Phuket, la "perla del sur", destino dorado de nórdicos de cabellos dorados, soñadores de playas doradas bañadas por un cálido y dorado sol. Quisimos esquivar ese polo turístico y por eso, aunque volamos hacia Phuket, desde ahí desviamos nuestra ruta a Krabi, un pueblo chico de la costa de enfrente.

Menos turístico y posiblemente más acogedor que la perla, Krabi nos sorprendió con su vida nocturna. Era tarde al llegar, así que caímos en la primera posada y fuimos a comer al primer bar que vimos abierto, justo a la vuelta de la posada. El lugar se llama "Bolero" y se define como pizzería. Algo hace que en la zona abunden los restaurantes italianos. En este caso, uno atendido por tailandeses y daneses, con nombre español y música rock:


La pizza estaba bastante buena. Y los dueños son muy simpáticos.

sábado, 25 de diciembre de 2010

Tratamiento podológico

En las calles de Bangkok se ofrece todo tipo de tratamientos para la salud. Sobre todo, los masajes, famosos en Tailandia y muy populares entre los turistas. Melinilla se volvió loca con el tema y yo aproveché los ratos en que era masajeada de variadas maneras para probar un novedoso tratamiento dermatológico en mis delicados pies, cansados de tantas caminatas. Se trata de un simpático pediluvio con pequeños y entusiastas comensales.


Muchas cosquillas...


La venta callejera

Claro que el comercio en Bangkok tiene mucho de callejero. No sólo para los turistas. Existe una zona de calles totalmente copadas por puesteros en el barrio chino, un laberinto de olores y pregones, muchísima gente e inverosímiles motos llevando y trayendo mercadería.
Acá va una muestra de lo que se puede ver y comprar por las calles. Un desafío a la incredulidad.

Dulces.



Frutas.


Jugo de granada.



Pescados.


Mariscos.


Patos.


Especias.


Y una especialidad imperdible: los bichos horneaditos. Crocantes.


¿Prefiere el gusano, la rana o mejor la cucaracha? Yo no sé con qué quedarme.

Y ya que nada los puede asustar más, acá estoy yo, probándome una simpática bata en el mercado del barrio chino y tomando una rica refrescola en un puesto de comida callejero.