sábado, 18 de diciembre de 2010

¡Nos casamos!

No se asusten. Nosotros dos, no. Me refiero a nosotros, los japoneses, como pueblo. El amor o la locura, usted elige, son características de todos los humanos.

Al fin llegó la esperada boda de Masaomi, nuestro compañero de trabajo. Se casó con Mio. Aquí los dos, justo antes de que ella, sí, ¡arrojara el ramo!


Estábamos invitados desde antes de venir a Japón y ansiosos por ver de qué se trataría un casamiento en japonés.
El evento se hizo en un hotel de Tokio, que es la costumbre local (al menos, la costumbre en Tokio). Lo interesante es que el hotel tenía una capilla, con altar, órgano, cruz y todo. No sabemos si la ceremonia fue religiosa en serio, o si fue una muestra más del sincretismo oriental. Lo que sí sabemos es que fue muy interesante. El video lo muestra (noten las caras que va poniendo el ¿cura?, ¿pastor?).


Después de la ceremonia hubo fiesta. Tengo muchas fotos porque fui el fotógrafo oficial de la fiesta. Acá se me ve en acción:


No voy a poner todas esas fotos sino algunos videos. Abajo aparecen los discursos de una amiga de Mio, por un lado, y de Nomoto-sensei, por el otro (literalmente):







La comida, elemento esencial, fue muy rica y muy locamente presentada.



Al final, cambio de vestido de por medio, hubo un discurso de la novia:


Todo duró apenas cuatro horas y terminó a las siete y media de la tarde. En las siguientes entradas habrá otras muestras de las costumbres locales para este tipo de eventos.

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