domingo, 21 de noviembre de 2010

Hacia Norikura

Temprano, con sol y humito en las bocas nos fuimos para las montañas cercanas.

 
Fuimos en un bonito tren cortito.



Y después seguimos en micro hacia Norikura, a los pies de las montañas más altas de la zona.



Al llegar, aprovechamos el buen tiempo para caminar por el bosque otoñificado.







Los japoneses parecen no escaparle a la poesía ni en los carteles de un parque





(Ahí dice: "Los árboles se estiran hacia los cielos durante la primavera para que sus hojas puedan ser empapadas por la luz del sol.").

El invierno se empezaba a anunciar en esta cascada


aunque a veces la vegetación y el sol parecían querer negarlo.


Debajo del suelo había hielo formado de extraña manera.


También se empezaba a congelar la laguna. Atrás, las montañas altas.


El arroyo se congelaba


Y el árbol se volvía loco.

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