domingo, 3 de octubre de 2010

Supermercado

Una compra en el super en Japón es algo que no parece dejarse librado a la irreflexión de aquellas cosas que hacemos cotidianamente y sólo para tener comida y otras provisiones en casa.
El otro día pasamos por el super cercano al hotel, cerca de la hora de cierre. Después de dar diez vueltas para encontrar algo de comer, unas frutas (¡difícil!), aceite y sal (la sal aparecía casi en mayor variedad de tipos y precios que los pescados), fuimos llevados a la caja (ya cerraban) y, mientras nos cobraban, una señora enpaquetó cada cosa en bolsitas transparentes, las cerró con cinta adhesiva, las metió en bolsas más grandes y le puso goma espuma a la botella de aceite y al frasquito de sal.
Después, entre tres empleados amabilísimos y sonrientes, nos fueron suavemente introduciendo en un ascensor para que saliéramos a la calle. Éramos los únicos clientes en el super y en todo el shopping...
Tengo que averiguar urgentemente si no será que acá las sonrisas en realidad indican mal humor. Como esos pueblos que para decir "sí" sacuden la cabeza horizontalmente y asienten para decir "no". Todo puede ser.

Éste es el resultado de la compra, sobre la mesita de nuestra habitación:


¡Ricos camarones!

1 comentario:

  1. según la recopilación de costumbres orientales de Sakamoko Bonzai, la sonrisa después de las 20:00, mientras te empujan levemente diciendo lajá, lajá, significa que si no levantan las líbidas posaderas de la silla te hacen sentir genufléxicas incursiones tomándote de la solapa y fundillos, mientrás volás alegremente por los cristales... la verdad que me deja muy intrigado esta descripición....

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