No nos atrevimos a investigar si alguien se había olvidado un tomuer en la terraza. La mancha fue creciendo con los días y, con ella, crecía el misterio.
No llegó la policía, no llegaron los forenses, no llegó el CSI Miami. Después de un tiempo de incertidumbre vinieron unos señorcitos de la compañía del ascensor. Miraron, revisaron, limpiaron. Al día siguiente volvió a aparecer la evidencia del crimen. Volvieron los especialistas, esta vez dispuestos a resolver el caso.
Como se ve abajo, no estamos seguros de que hallan encontrado al asesino, tampoco sabemos siquiera si encontraron el cuerpo. Pero sí se las ingeniaron para que ya no debamos pisar la mancha. Y nosotros estamos aliviados por encontrarnos en buenas manos.
¡Qué barbaridad! Ya no se puede salir a la calle...
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