miércoles, 16 de marzo de 2011

Como ratas por tirante

Nota: A partir de ahora voy a agregar unas entradas que narran las dramáticas jornadas vividas por los ponjas después del devastador. Veremos nuestra huida ordenada de Tokio en medio de la amenaza nuclear.


Un día cualquiera, a la tarde, temblamos.
Después de la incertidumbre inicial, todo pareció volver a la normalidad por un par de días. Sin embargo, fueron apareciendo negras nubes en nuestro horizonte: nubes radioactivas. Y empezaron los cortes de luz. Con la amenaza del juicio final, todos los extranjeros empezaron a huir. El asilo quedó vacío y más gris que nunca. El ambiente del IPMU era desolador.

Ante las alternativas de pensar en cómo trabajar sin luz y en dónde comprar las pastillas de yodo, decidimos dejar la ciudad. Aprovecharíamos el ocio forzado para conocer algún lugar de Japón. Sin salirnos completamente del clima imperante, decidimos aprovechar la ocasión para conocer una ciudad que siempre deseamos conocer: ¡Hiroshima!

Con una pequeña valija, salimos de casa hacia el shinkansen (el tren bala). Podríamos decir que cuando se hunde el barco... sirve para otra batalla.


Desde el tren veloz pudimos ver casi todo el Fuji-san, monte sagrado:


(Notad los departamentos con vista al campo).

En próximas entradas, la ciudad de Hiroshima. ¡Saludos...!

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