La ciudad se renueva. Y el edificio de enfrente de nuestra ventana resolvió renovarse justo el día siguiente a nuestra mudanza. Todos los días siguientes, a las 8 de la mañana, nos encontrábamos con esto:
Así terminó la cosa, un mes después:
El plan de obra, pegado en la vallas, da una noticia que alivia, como todos podemos leer.
Se trata de la construcción de un edificio de 8 pisos y 24 metros de alto. No más alto que nuestra sagrada terraza.
Y la ciudad se sigue reciclando.
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