¡Al fin el ansiado momento! Después de casi un año de vivir en el asilo, nos mudamos a Asakusa. Una mudanza liviana, en taxi-camioneta, en conjunto con el colega Simon, que también se mudaba ese día.
Después de bajar las cosas, recompusimos fuerzas en un lugar de sushi, ¡10 puntos!, del nuevo barrio:
Y al atardecer, la puesta de sol sobre Tokio, desde nuestra nueva mirada de la ciudad:
Adiós, asilo, ¡no te extrañaremos!
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