Gaucho ponja

Bombacha y chiripá. Bombo y boleadora. Rebenque y bota 'e potro. Mate y bombilla. El gaucho ponja ha llegado...

Primavera es alegría

Llegan las flores a Tokio. Árboles que son solo rama y flor. Y la gente sabe agradecer ese regalo. Se celebra en las calles y en los parques. Llegan los saltimbanquis.

Pagoda y luna

De noche, el templo Senso-ji de Asakusa, que de día hierve en multitudes, es un remanso en la ciudad. Sus paredes rojas de madera se iluminan y las fuentes e inciensarios se vacían y dejan de echar agua y humo. La pagoda al costado del templo también luce y apunta su torre a la luna.

Pagoda

Templo Senso-ji de noche

Padres hay dos solos

Una vez más hemos sido visitados. Esta vez han cruzado los mares, salvando distancias incontables y obstáculos inauditos, los mismos padres de la ponja. Llegaron para luchar contra el frío pero también para ver cómo floreció Tokio.

¡Muchas gracias, los padres, por la visita! La pasamos joyamente.

Más carteles

Seguimos con los atractivos e informativos carteles de Tokio.
Aquí, una nueva muestra.

El baile del ropero:

Salida para todas las naciones:

Los peligros del nuevo áifon:

Pajaritos

Parque de Ueno. Sale el sol y salen los pajaritos a buscar las migas del paseante.

Y el pato del lago

Monigotes

Qué sorpresa se lleva el ponja al caminar por una calle cualquiera del barrio y ver la vereda adornada con una hilera de muñecos fantásticos.
No se pudo saber qué finalidad cumplen allí los muñecos, pero su candidez y colorido dan alegría al paseante.

Acá pongo las fotos de los bichos de esa calle, más la de uno, cabeza de manzana, que encontré a una cuadras de allí.

Los dejo para que elijan su preferido. El mío es el pseudoperro blanco en la silla rosa. Voten.

¿Qué monigote le gusta más?

• Ban Dai
• Súper cara
• Pseudoperro en silla rosa
• Súper coso marciano
• Bicho corazón
• La mossca
• Sapo chocho
• Cabeza de manzana

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Miren los resultados de la votación.

Ban Dai

Súper cara

Pseudoperro

Súper coso

Bicho corazón

La mossca

Detalle de La mossca

Sapo chocho

Cabeza de manzana

Atracciones de Asakusa

Una vuelta por el barrio en fin de semana nos muestra curiosas atracciones. Una de ellas es el local de fichines antiguos, que ya reseñáramos en su momento. Allí estuvimos con los visitantes, Nidia y Joe. Esta vez jugamos y, como se ve en la foto, ganamos.

Y por ahí cerca, vimos un peculiar showman de traje colorido y elegante peluquín, haciendo música con una zanahoria y una escoba.

Un muerto en la terraza

El misterio de la manzana 2-24 en el barrio de Asakusa. Un caso de difícil solución para la policía del Japón. Un día salimos del ascensor en nuestro piso y encontramos esta sospechosa mancha color ¡¡¡sangre!!!!

No nos atrevimos a investigar si alguien se había olvidado un tomuer en la terraza. La mancha fue creciendo con los días y, con ella, crecía el misterio.

No llegó la policía, no llegaron los forenses, no llegó el CSI Miami. Después de un tiempo de incertidumbre vinieron unos señorcitos de la compañía del ascensor. Miraron, revisaron, limpiaron. Al día siguiente volvió a aparecer la evidencia del crimen. Volvieron los especialistas, esta vez dispuestos a resolver el caso.

Como se ve abajo, no estamos seguros de que hallan encontrado al asesino, tampoco sabemos siquiera si encontraron el cuerpo. Pero sí se las ingeniaron para que ya no debamos pisar la mancha. Y nosotros estamos aliviados por encontrarnos en buenas manos.

¡Qué barbaridad! Ya no se puede salir a la calle...

Visitante ilustre

Con alegría recibimos al visitante. Y más en este caso, cuando se trata de la mentora, amiga, guía de vida y luz. ¡La ilustre!: Nidia...

Acá el ponja demuestra esa alegría:

Metáforas en el vidrio

"Miro la garúa, y mientras miro,
gira la cuchara de café."

La tarde es gris y llueve. En la ventana de la oficina, las gotitas ruedan, algunas en alocada carrera, otras lerdas, perezosas. Así pasamos nosotros, ¿vió?, simples mortales, por esta vida. Unos, como locos bólidos que buscan estrellarse en algún lado. Otros, reflexivos, cuidadosos, contemplando el mundo en el avance. Muchos, dejando un rastro detrás. Algunos vacilantes, perdidos en la uniformidad del todo. Y los que más me atraen, esos que vienen despacito, bajando tranquilos la cuesta de la vida y, de repente, salen disparando, animados con una fuerza única al encontrarse con la gota compañera.

Como dijera el filósofo, no somos nada...